viernes, diciembre 15, 2017

Esteban Fernandez: LAS ACOSADAS POR HOMBRES RICOS

LAS ACOSADAS POR HOMBRES RICOS

Por Esteban Fernandez
14 de diciembre de 2017

¿Quiénes fueron, al final de la jornada, las más perjudicadas con aquella feroz campaña de las feministas a favor de la igualdad entre los sexos? Las mujeres. Eso de que “los hombres y las mujeres somos iguales” a quien dañó extraordinariamente fue a las que hasta ese momento considerábamos “el sexo débil” y nos desvivíamos en ayudarlas.

Unas cuantas mujeres, que a todas luces daba la sensación de que lo que querían era “ser machos”, intentaron (y a veces lo lograron) que algunos de nosotros dejaran de ser unos caballeros.

Esas cosas que desde niños nos enseñaron como ser gentiles con el sexo opuesto, como abrirles las puertas, ayudarlas a entrar en un carro, pagarles las entradas en un cine y el restaurante, cederles nuestros asientos en los ómnibus públicos, intentaron a la cañona que fueran eliminados de nuestro proceder.

Y ahora, vuelven a la carga con la oleada de acusaciones de abusos sexuales y corren el mismo peligro de salir perjudicadas. Bueno, hasta ahora lo único que han logrado es que 9 o 10 millonarios han perdido sus empleos y han sido desprestigiados.

¿Es idea mía o no he visto ninguna acusación de acoso contra un “muerto de hambre”, o de un humilde obrero, o del supervisor de una fábrica, de un plomero, de un albañil, de un repartidor de pizzas? ¿Me quieren hacer creer que los pobres son más respetuosos que los ricos?

¿Cómo se perjudicarán las mujeres? Número uno, porque cada día que pasa los hombres le vamos cogiendo más miedo a las mujeres. Y mientras más encumbrado esté ese hombre (y con posibilidades de ayudar a una mujer necesitada) más terror tendrá a socorrer a nadie. Y si es bella menos ayuda recibirá.

En términos generales los seres humanos “somos hijos del halago” y las mujeres no escapan a ese deseo íntimo de recibir lisonjas. Bueno, pues eso va camino de la extinción. Porque la verdad es que todos y cada uno de los hombres en la actualidad vivimos aterrorizados a decirles a una muchacha cosas como “Qué linda estás hoy, que bien te queda ese vestido, me encanta ese “make up” que tienes puesto”.

Está bien, vamos a aceptar la defunción del piropo actualmente (más pierden ellas que nosotros) pero lo increíble es que las acusaciones pueden venir por algo que sucedió hace 40 años y que ya el supuesto acosador ni se acuerda. Desde luego, vamos a estar claros en una cosa, “El que no tiene ni donde caerse muerto” no tiene que preocuparse, aunque haya sido jamonero consuetudinario en las guaguas en La Habana por 20 años.

El problema es para el dueño de una empresa si durante las fiestas de las Navidades del año 2001, al tirarse las fotos le pasó la mano por la cintura a la secretaria.

Quede muy claro porque a veces se tergiversan mis palabras: yo estoy radicalmente en contra de todos los acosadores sexuales, considero que los violadores de menores merecen la pena de muerte.

Pero considero firmemente que cada mujer en el mundo debe tener un padre, o un hermano, o un hijo grande y fuerte, o hasta un buen amigo QUE SAQUEN LA CARA POR ELLA, y que vayan y le partan la ventrecha al atrevido que les toca las nalgas sin tener el debido permiso.

Desde que mis hijas eran unas muchachitas yo les repetí mil veces: “Ustedes defiéndanse, guapeen, manden pal’carajo a los atrevidos, pero si no se paran, me avisan y yo voy para allá a la velocidad de un cohete”. Y un par de veces tuve que hacerlo.
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