martes, junio 30, 2015

Carlos Alberto Montane: El Papa Francisco y el debate sobre los pobres


Nota del Bloguista de Baracutey Cubano

Los señalamientos siguientes corresponden a la ortodoxia Católica desde hace varios siglos; lo que sucede es que la inmensa mayoría de los católicos, no católicos y ateos nos quedamos en los primeros y elementales pasos  en  el  estudio de la doctrina Católica y los estudios bíblicos.

Ser creacionista no implica creer en que el Universo fue creado COMO se muestra en el libro del Génesis de La Biblia. La Biblia es un libro de Fe y no de Ciencia, que es  a la que le concierne el CÓMO. Lo que  muestra  esos primeros capítulos y versículos (enumerados por occidentales aproximadamente en la Edad Media ya que los  textos en hebreo, etc. originalmente no estaban divididos en capítulos y versículos) de La Biblia  es QUÉ ES EL MUNDO, QUÉ ES EL HOMBRE Y EL LUGAR QUE OCUPA EL HOMBRE EN LA CREACIÓN.  Las respuestas a esas preguntas  están dadas  en diferentes géneros literarios  y utilizando para ello vivencias históricas del pueblo de Israel y relatos mitológicos de otros pueblos  como, por ejemplo, el de Gilgamesh, adaptándolo al mensaje de Fe que los escritores bíblicos quisieron darle; por cierto: en esos  primeros capítulos hay no UNO, sino DOS relatos de la creación, los cuales se diferencian en algunos puntos no importantes desde el punto de vista de la Fe. En La Biblia hay  historia pero no es un libro de Historia; en la Biblia hay Ciencia, pero no es un libro de Ciencia; tambien hay errores desde el punto de vista histórico y desde el punto de vista de la Ciencia. La inerrancia de  La Biblia es en cuanto a mensaje de Fe.  La infalibilidad Papal es concerniente a la Fe y está vinculada al Colegio Episcopal.

La palabra de Dios se encarnó en palabras humanas y debemos entender esas palabras para poder llegar a recibir el mensaje religioso de la Biblia. En la conformación de la Biblia hay mucho de la actividad y la decisión de los hombres. El mensaje de Dios se encuentra en ella pese a toda esa actividad y decisión. El mensaje tenemos que buscarlo más allá de una lectura y aceptación literal de lo que está escrito. Dios con su infinita sabiduría aceptó en su plan divino esos elementos para que el hombre de hoy y de mañana vaya a una búsqueda y encuentro de un mensaje tan o más profundo que el que recibieron los que nos precedieron en este camino

El que desee profundizar en lo señalado en el párrafo anterior pueden leer mi ensayo RAZÓN Y FE ¿CÓMO LEER LA BIBLIA?.

Tengo la opinión que el Papa Francisco no debió darle carácter de encíclicas a esos dos textos por la implicación que poseen las enciclicas.
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El papa Francisco y el debate sobre los pobres

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Un papa capaz de reconocer paladinamente que no era nadie para juzgar las preferencias sexuales de sus prójimos, puede entender que tampoco es nadie para decidir cuáles autos o cuántos metros de vivienda son moralmente justificables.
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Por Carlos Alberto Montane
27 June 2015

Su Santidad está intensamente preocupado por el bienestar de los pobres y por la salud del planeta. En poco tiempo ha proclamado dos encíclicas para enfrentarse al tema: Evangelii Gaudium (La alegría del Evangelio) y Laudato Si (Loado Sea).

La participación de la Iglesia en este asunto es legítima, al menos desde su perspectiva. El Papa, como buen creyente, suscribe la hipótesis creacionista. Su Dios, supone, creó el mundo —todo lo que existe—, como les reveló la Biblia en el Génesis, y con él a una criatura muy especial, el hombre, que tiene la responsabilidad de administrar la Creación. Por lo tanto, el bienestar de los seres humanos y la salud del planeta le atañen, especialmente a una persona convencida de ser el representante de Dios en la Tierra.

En general, la visión de Francisco es la de alguien que rechaza el mercado y sospecha de las virtudes de la propiedad privada, o lo subordina todo a un inasible bien común, como sostiene la Doctrina Social de la Iglesia, un curioso cuerpo doctrinario, a veces contradictorio, en el que se trenzan los planteamientos económicos, los dogmas religiosos y los juicios morales.

El papa argentino, afortunadamente, no es el único teólogo católico que tiene esas preocupaciones. El sacerdote Robert A. Sirico, que es, además, economista, y pasó las calenturas socialistas en su juventud, de las que consiguió curarse, hace 25 años fundó en Michigan el Acton Institute of Religion and Liberty para explicar cómo el mercado, la propiedad privada y la libertad son mucho más eficientes para combatir la pobreza y mantener los equilibrios ecológicos que las decisiones de los comisarios o la buena voluntad de los obispos.

Invito a los lectores a que entren en la página web del Acton Institute, contrasten la encíclicaLoado Sea con la crítica que ahí se le hace, y lleguen a sus propias conclusiones. El papa Francisco es una persona carismática y bien intencionada, pero esos rasgos de su personalidad no le conceden una especial verosimilitud a sus opiniones sobre el desarrollo. Si Sirico, como creo, tiene razón, los criterios del Papa, en general, resultan contraproducentes.

Pero hay otros cristianos que participan en el debate. Los luteranos también se lo toman muy en serio e invocan las mismas razones teológicas que Francisco, pero arriban a conclusiones contrarias.

En abril, pocas semanas antes de la encíclica del Papa sobre el cambio climático, más de un centenar de científicos, teólogos y profesores universitarios vinculados al luteranismo, le dirigieron al Papa una carta abierta advirtiéndole que los combustibles nucleares y fósiles —petróleo, carbón—, la propiedad privada, el comercio libre, el Estado de Derecho y los gobiernos limitados habían logrado rescatar de la pobreza a millones de personas que podían volver a ella si se aceptaba como ciencia las opiniones para ellos caprichosas y equivocadas de algunos ecologistas embriagados por el estatismo.

Los lectores interesados en conocer los argumentos de la carta abierta y la impresionante lista de firmantes pueden acceder al documento en el sitio Cornwall Alliance for the Stewardship of Creation.

Una observación final: el Papa y muchos de sus seguidores participan de una gran contradicción en el terreno económico cuando predican al mismo tiempo las virtudes del ascetismo y la frugalidad y la necesidad de rescatar de la pobreza a cientos de millones de personas.

La pobreza material es la consecuencia del no-consumo. Los pobres carecen de todo: desde agua potable hasta de un techo decente, pasando por medicinas, ropa y alimentación adecuadas, transporte y comunicaciones.

Para que abandonen la pobreza hay que convertirlos en consumidores progresivos. Una sociedad productiva solo puede crecer si genera incesantemente más bienes y servicios para un número mayor de personas, empleando proporcionalmente menos recursos. Si se detiene ese ciclo sobrevienen el desempleo y la miseria.

Carece de sentido condenar a los alemanes por vivir opulentamente y censurarlos porque hay millones de personas que viven mucho más miserablemente que ellos y se sienten con derecho a emularlos. Lo mismo puede decirse de los norteamericanos o de los daneses.

¿Cuánto es suficiente? Depende de cada individuo. El valenciano Rodrigo Borja, que fue papa con el nombre de Alejandro VI, era el cardenal más rico de su tiempo (y el que más hijos tuvo). Benedicto XVI se sentía bien en los mejores aposentos del Vaticano. A Francisco I, en cambio, le basta una habitación mucho más modesta en una especie de hotel en el que pernocta.

Un papa capaz de reconocer paladinamente que no era nadie para juzgar las preferencias sexuales de sus prójimos, puede entender que tampoco es nadie para decidir cuáles autos o cuántos metros de vivienda son moralmente justificables. Eso pertenece al ámbito de la subjetividad individual y de la definición personal de lo que es necesario, confortable o lujoso. ¿Quién es él para decirles a los demás lo que pueden o deben consumir? Aceptar esa limitación humildemente acaso sea una de sus mayores virtudes.

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ALGUNOS COMENTARIOS DEJADOS

 Anónimo VaticaNO dijo...

    Si a este papa le interesara mi opinión, que por supuesto no le importa en absoluto, tuviera que empezar por disculparse formalmente con el pueblo cubano por todo o casi todo lo que ha hecho con respecto a Cuba, y prometer hacer lo contrario o por lo menos apartarse por completo del asunto. O sea, mientras muestre la descomunal falta de respeto que ha mostrado, plasmada para siempre en esas abominables fotos con Raúl Castro (si Castro es) durante su reciente visita al Vaticano, el señor Bergoglio no tiene nada que decirme acerca de sujeto alguno. NADA

1 Comments:

At 1:57 a. m., Anonymous VaticaNO said...

Si a este papa le interesara mi opinión, que por supuesto no le importa en absoluto, tuviera que empezar por disculparse formalmente con el pueblo cubano por todo o casi todo lo que ha hecho con respecto a Cuba, y prometer hacer lo contrario o por lo menos apartarse por completo del asunto. O sea, mientras muestre la descomunal falta de respeto que ha mostrado, plasmada para siempre en esas abominables fotos con Raúl Castro (si Castro es) durante su reciente visita al Vaticano, el señor Bergoglio no tiene nada que decirme acerca de sujeto alguno. NADA.

 

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