jueves, septiembre 29, 2011

Cuba. Pinar del Río. Procesión y Misa en honor de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre, Patrona de Cuba y advocación de la Virgen María

Comentario del Bloguista

En la segunda mitad de la década de los años 90s del pasado siglo XX y en el marco de los preparativos con vista a la visita del Papa Juan Pablo II a Cuba, se hicieron algunas procesiones y actividades públicas en las calles de diferentes barrios de Pinar del Río y el pueblo se sumó a ellas con gran júbilo: el pueblo cubano, pueblo impregnado durante más de medio siglo de miedo bien fundado, sólo necesita para manifestar su Fe, algunos ¨indicios¨ que le aseguren que esas actividades están autorizadas por el régimen.

Durante décadas de tiranía Castrista, solamente el miedo a recibir los supuestos castigos por no cumplirle las promesas prometidas (y bien valga la redundancia para enfatizar) a Babalú Ayé, hacían que el pueblo cubano venciera una vez al año el miedo hacia la tiranía y se acercara al poblado habanero de El Rincón, desde días antes, hasta el día 17 de diciembre, día de la festividad católica del Obispo San Lázaro, para mostrar su Fe.

Para conocer sobre el miedo a Babalú Ayé (también conocido como Chopono o Taita Cañeme), pueden leer mi artículo El otro San Lázaro y BABALÚ AYÉ: UNA DEIDAD AFROCUBANA DE LA VIRUELA.

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Tomado de http://www.iglesiacubana.org








“¡Esto es una procesión!”


Lunes, 12 de Septiembre de 2011

Por Janely García Alfonso
Fotos: Sergio Lázaro Cabarrouy

Pinar del Río, 9 de septiembre 2011 / El día de la Virgen de la Caridad es de por sí un día especial para todos los cubanos pero indiscutiblemente este 8 de septiembre marcó historia en la ciudad de Pinar del Rio. Después de 50 años más de 8 mil personas salieron a las calles en procesión, pero más significativo que la cifra lo es el hecho de que estaban allí para vivir y expresar su amor y devoción a la Madre de Dios, a la Madre de todos los cubanos, a la Virgen del Cobre.

Las emociones vividas resuenan en cada rincón de la ciudad. La expectativa había precedido los días anteriores, fundamentalmente entre los organizadores, pues aunque se había trabajado con ahínco no se sabía cómo respondería el pueblo a la invitación de participar en la procesión. A medida que se acercaba la fecha tanto en los barrios, como en los centros de trabajo y en las calles todos se iban haciendo eco de la novedad: ¿Escuchaste las palabras del Obispo en la radio?, ¿Oíste el anuncio de los locutores?, ¿Has visto el carro que anda anunciando la procesión con la música de la Virgen Mambisa?

Tampoco faltaron los menos conocedores, pero que no querían perderse el acontecimiento: ¿Dónde encuentro los afiches y pancartas, porque quiero llevar uno?, ¿Por fin la salida es a las cinco o a las seis? Solo faltaba que a diferencia de los anteriores Cachita nos regalara un lindo día, sin lluvias, porque a los guajiros el agua del cielo nada más que nos gusta para la siembra, pero al parecer eso es algo que ella ya sabía, de manera que el esplendor del día no faltó.

Las primeras horas de la tarde marcaron el inicio de una afluencia de personas a la Ermita de La Caridad que parecía no tener fin. Llegaban con ramos de flores, con imágenes en grandes pancartas, con banderas cubanas, en sillas de ruedas. Muchas personas salieron directo del trabajo hacia la iglesia para poder llegar a tiempo. Había familias enteras, desde el niño hasta la abuela, como si fuese imposible que alguien se quedara en casa, algunos vistiendo prendas de color amarillo como tradición cultural. Todos expresando de una u otra manera su fe y su devoción.

Con el repique de las campanas comenzó la procesión. Andábamos unidos, como hermanos siguiendo el camino de nuestra Madre. Se alzaban varias voces entonando sus canciones, pero todas se unían en un estremecedor coro cuando cantaban “Y si vas al Cobre…”. Muchas personas que observaban desde los portales de la tradicional Calle Real, o desde los balcones de sus casas no podían evitar unirse a la procesión. Resulta difícil describir las expresiones en los rostros. Era una mezcla de júbilo, alegría, expectación, fraternidad. Cuando las miradas se encontraban la emoción solo dejaba articular una frase: “¡Esto es histórico, esto es tremendo!”.

Así bañando las calles de la ciudad con un símbolo de paz, de amor y hermandad, los devotos pinareños acompañaron a la Virgen de La Caridad hasta su entrada en La Catedral de San Rosendo, el Patrono de la Diócesis, donde se celebró la Santa Misa oficiada por el Obispo, Mons. Jorge Enrique Serpa, quien iba acompañado por diáconos y otros sacerdotes que trabajan en la ciudad y su periferia.

La homilía reflejó la emoción de la jornada: “¡Esto es una procesión!, una muestra de amor, de fraternidad, de unidad y de perdón!” – dijo al inicio, y continuó hablando sobre el papel de María en la fe cristiana, y concretamente en Cuba. También se refirió a la necesidad de Dios en cada persona, en las familias y en la sociedad y terminó agradeciendo a todos: los que trabajaron muchas horas en la preparación, a las autoridades por cuidar el orden y por los “espacios de compartir y concertar”, a los fieles por la devoción y la participación, y a Dios, por hacerlo todo posible. La misa terminó con aclamaciones a Cristo a la Virgen y a Cuba.

Actualizado ( Lunes, 12 de Septiembre de 2011


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Celebran en Mantua fiesta de la Patrona Cubana
Lunes, 12 de Septiembre de 2011

Por: Alberto Corrales Castro

Pinar del Río, 8 de septiembre 2011 / En la mañana del 8 de septiembre se realizó en nuestra parroquia mantuana la fiesta de la Virgen de la Caridad del Cobre. En Misa Solemne se celebró el día de la Madre de todos los cubanos. El Obispo Emérito Mons. José Siro González presidió dicha Eucaristía.

Los mantuanos comenzaron a acudir a la Iglesia a las 8:30 am y después de rezar un rosario participaron en la misa en honor a Nuestra Madre Mambisa. Muchas personas llevaron flores que depositaron a los pies de la Virgen.

Después de terminar la misa los fieles le cantaron canciones dedicadas a ella y le hicieron sus súplicas tras rezar un Avemaría por aquellas personas que no se encontraban presentes. Varias señoras, entre ellas una embarazada, le encendieron velas y rezaron.