miércoles, septiembre 27, 2006

LAS EXTREMAS MEDIDAS DE SEGURIDAD DE FIDEL CASTRO EN CUBA

LAS EXTREMAS MEDIDAS DE SEGURIDAD DE FIDEL CASTRO EN CUBA




Diariocrítico
España
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Máximo Tomás
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Septiembre 27, 2006



Todo lo relacionado con la seguridad de Fidel Castro depende de José Delgado Castro, el jefe de su escolta personal. A su mando están las tripulaciones de los coches que van el Comandante en Jefe: entre 14 y 16 hombres que forman la guardia más personal e íntima de Castro -los 'pretorianos'- bajo las órdenes directas y exclusivas de José Delgado. En esa guardia pretoriana se encuentra 'Jorge' -un apodo-, un negro corpulento de mirada fría y el hombre en el que más confía Fidel.

Es conocido que la CIA norteamericana hizo planes para asesinar a Castro en cinco ocasiones, al menos, y no se sabe con exactitud el número de operaciones que los anticastristas más ultraconservadores de Miami han intentado poner en marcha desde el triunfo de la revolución. Todo ello explica las extraordinarias medidas de seguridad con las que el régimen intenta proteger a su Comandante en Jefe y a su segundo, Raúl Castro, su hermano. Incluso, se llegó a descubrir que una de las operaciones en marcha para la eliminación de Castro lo fue a través de la ropa que vestía el comandante.

Extremadas medidas en vestuarios y alimentación

Según nuestras fuentes, los servicios secretos detectaron productos químicos en alguno de sus uniformes, con el fin de inocularle determinados virus. A partir de entonces se establecieron tales medidas de seguridad, que toda la ropa se pasa por rayos X antes de ser utilizada por Fidel.

Naturalmente, la obsesión por la seguridad se extiende a la alimentación. El servicio gastronómico de Fidel Castro depende también de su propia guardia personal. Un médico, el coronel Selman, es el encargado de llevar un control muy estricto de los alimentos, ya sea en lo referente a su régimen de comidas, como en garantizar que los productos se encuentren en perfectas condiciones. Hasta los numerosos regalos que Fidel recibe de empresarios españoles pasan por un control muy estricto para evitar que hayan sido tratados y puedan atentar contra la vida del líder.

Esa es sólo la parte mínima de la seguridad del mandatario cubano: las especiales medidas de protección afectan tanto a sus residencias particulares, como a sus oficinas en el Palacio del Consejo de Estado y, naturalmente, a los lugares que recorre habitualmente y que se conocen en argot como "la vía expédita". Por ejemplo, el conjunto presidencial donde despacha Fidel, dentro del recinto del Consejo de Estado, en La Habana, sería lo más parecido en la época moderna al palacio del rey Minos, en Cnosos (Creta): un auténtico laberinto de puertas falsas.

El recinto consta de tres edificios que albergan el Comité ejecutivo del Consejo de Ministros, en un lateral; el Consejo de Estado, donde se encuentra el despacho de Fidel, y el Comité Central del Partido Comunista. El conjunto no está vallado, pero cuenta con un sofisticado sistema de circuito cerrado de televisión, puestos de control a cada pocos metros y un cuartel que sirve de residencia militar. El acceso a cada uno de los edificios está controlado por varios "recepcionistas" y tres miembros de lo que sería la "casa militar". A la salida del ascensor, en cada uno de los pisos del inmueble, hay una mesa de control con un guardia armado con una metralleta y su pistola reglamentaria.

Según esta descripción, el despacho de Fidel se encuentra en la tercera planta del edificio del Consejo de Estado, aunque en un principio se había previsto la cuarta y última planta, que se desechó por temor a un bombardeo. La tercera planta constituye en sí misma un auténtico laberinto de más de mil metros cuadrados. Además del personal de seguridad, se encuentran allí sus secretarias, Josefina, Nuria y Sonia, y el doctor José Miyar Barrueco, secretario del Consejo de Estado.

El doctor Miyar es el superior inmediato del general Rodolfo Fernández, jefe de la Oficina de Asuntos Especiales del Comandante en Jefe. Pero en esa planta, que sufre continuas variaciones arquitectónicas, hay un sinfín de pasajes falsos, según nuestras fuentes, que deben permanecer en el anonimato: Existen 'puertas ciegas', con llave, pero que, cuando se abren sólo hay una pared. Se trata de un auténtico laberinto y muy pocas personas conocen el camino real.

La infinita seguridad en el MINFAR

Fidel, al igual que su hermano Raúl, nunca accede al Ministerio de las Fuerzas Armadas por la puerta principal: lo hace por detrás, donde utilizan un ascensor privado que les lleva directamente a su piso. El ascensor, con un escolta dentro, cuenta con una cámara de circuito cerrado. El piso de Raúl Castro dispone, incluso, de un saloncito con fotos de generales y mariscales. El despacho de Fidel está forrado en madera preciosa con un sistema de planchas de acero. En esa planta cuenta también con un apartamento que utiliza para recibir visitas incluso a altas horas de la madrugada.

Durante la guerra fría, el régimen siempre previó la posibilidad de un ataque atómico sobre la isla, o de un bombardeo masivo sobre las residencias de Fidel. Así, se dispuso la construcción de un búnker antiatómico en el complejo presidencial que construyó hace unas décadas una empresa alemana, y otro búnker en la casa de Jaimanitas, residencia oficial de Fidel, situada cerca del mar y próxima a la unidad de elite de tropas especiales que protege los movimientos de Castro. En Jaimanitas se encuentra un puesto de las tropas guarda-frontera y cuenta con un paso subterráneo que va a dar al recinto de seguridad. A 500 metros de la casa de Fidel se halla la Dirección General de Seguridad Personal.

Casi colindante con la residencia oficial de Castro en Jaimanitas se encuentra el Centro de Investigaciones Medico Quirúrgicas (CIMEQ), el complejo cubano más importante de tecnología punta y perteneciente a los servicios médicos del Ministerio del Interior. Dentro del CIMEQ, hay una sección de particular interés: una sala llamada 'Objeto 20'. En la tercera planta está la sala "F", a disposición de Raúl Castro y de sus familiares. Más adelante está la sala "G", exclusivamente para Fidel. En 'Objeto 20' se daría cita lo más granado de la contrainteligencia interna o 'control interno' del régimen. Allí reciben Fidel y las más altas jerarquías de la nación los tratamientos médicos más sofisticados.

Buena prueba de la contundencia y de la efectividad de las fuerzas que vigilan aquella zona fue la muerte, hace unos años, de cuatro ciudadanos mexicanos que, deslumbrados por las columnas reflectoras dispuestas en la primera barrera, la sobrepasaron y fueron tiroteados. Algo similar le sucedió a un diplomático danés, quien estaba, al parecer, en estado de embriaguez y sobrepasó la primera línea de control: murió tiroteado por los agentes de seguridad.

La "vía expedita"

Los desplazamientos públicos de Fidel Castro constituyen todo un acontecimiento en Cuba. Así se demuestra, al menos, por los datos aportados tanto por los citados ex agentes como por el escritor cubano exiliado Norberto Fuentes en su sonado libro "Dulces guerreros cubanos". "Vía Expedita" es el nombre de una unidad de seguridad personal cuya misión es "despejar" los lugares por donde normalmente suele ir la caravana presidencial, con métodos muy expeditivos, como su propio nombre indica.

Según nuestras fuentes, esa unidad especial tiene su sede central en la Calle 190 esquina a Quinta Avenida, en un complejo conocido como "La Estrella". Sus integrantes visten como la Policía Nacional y cuentan con una unidad motorizada y otra de coches patrulla cuya misión primordial es vigilar los dos posibles trayectos que unen Santa Fe con el Palacio de la Revolución y el Ministerio de las Fuerzas Armadas, en el otro extremo de La Habana.

A lo largo del trayecto, desde su inicio en la calle Boyero, un buen número de motoristas permanecen apostados en cada uno de los cruces por los que ha de atravesar la caravana. En cada cruce hay además una garita con un oficial de la "vía expedita", que cuenta con un triple sistema de comunicación interna: uno del tipo "magneto" y dos por aire a través de una frecuencia en VHF para su uso exclusivo. Así se transmitirían todas las órdenes e incidencias del traslado.

Pero el equipo de escolta personal cuenta, además, con una unidad de zapadores cuya función es revisar las alcantarillas que atraviesan el recorrido hasta cinco veces diarias. Las tapas de las alcantarillas están situadas de forma estratégica frente a las garitas, en los cruces de semáforos, de forma que los guardias tienen acceso visual permanente al sistema de alcantarillas, según nuestras fuentes. Para mayor seguridad, en algunos casos se procedió a soldar las tapas donde no había una garita de control.

Naturalmente, hay un par de vías alternativas que tanto Fidel como Raúl utilizan discrecionalmente como fórmula de seguridad. Pero, básicamente, ambas cuentan con sistemas similares a los ya reseñados. Los guardias de la "vía expedita" conocen el recorrido que Fidel o Raúl realizarán, pero sólo tres minutos antes de la partida de la caravana. Se trata de información que manejan exclusivamente el chofer y el jefe de la escolta, José Delgado Castro, quien puede ir vestido de militar o de civil, dependiendo del acto al que se dirijan.

Las caravanas presidenciales

La caravana presidencial cuenta con tres coches Mercedes de color negro, en el primero de los cuales suelen ir cuatro fusileros y el médico. Diez o quince metros detrás va el Mercedes 560 de Fidel, que cuenta con el máximo blindaje y al que siempre acompaña el jefe de la escolta. Y, por último, el otro Mercedes con un chofer y tres fusileros en estado de alerta máxima y con sus armas automáticas dispuestas a abrir fuego. Según estas fuentes, antes usaban las subametralladoras USI, que luego sustituyeron por la AK 47 y la AK 74, una pistola ametralladora soviética de 20 tiros de 9 mm. Algunos llevan la Browning belga de 15 tiros.

A unos 50 metros del último Mercedes suele viajar un Lada soviético con cuatro hombres vestidos de paisano fuertemente armados y un técnico de primeros auxilios. La comitiva queda cerrada habitualmente por una patrulla de la "vía expedita" y los microbuses de los grupos operativos con diez hombres en cada uno. Cuando Fidel va a un acto publico, la mitad de la gente que se ve son de su escolta: entre cincuenta y cien personas, dependiendo del destino final del recorrido. Pero, además, para "despistar" a los satélites espía norteamericanos, a veces salen dos caravanas idénticas, de forma simultánea y con distintos recorridos.

Las medidas de seguridad son también extremas cuando se trata de actos públicos. Cuando Fidel o Raúl tienen que hablar desde alguna tribuna, siempre lo hacen en un estrado blindado: tienen una madera delante, una plancha de hierro de unos dos centímetros detrás y una última plancha de madera. Están diseñados a prueba de balas de alto calibre.

Para la seguridad de Fidel Castro y de su familia, el régimen no ha dejado nada al azar. Como el avión personal que utiliza el mandatario cubano para sus desplazamientos por el interior (un bimotor turbohélice soviético modelo AN-24) y el exterior (un IL-62). Según nuestras fuentes, la obsesión de Fidel por la seguridad es grande, como es lógico. Cada vez que sale de Cuba, al mismo tiempo que su avión despegan otros dos, uno para la escolta y otro para la logística. De esa forma es prácticamente imposible determinar en cuál de los tres viaja el Comandante en Jefe. Pero, además, para sus salidas de la isla se contratan tres corredores aéreos VIPs que hacen casi imposible conocer cuál de las tres rutas pedidas fue la utilizada finalmente por el avión presidencial.

Las mismas imponentes medidas de seguridad se observan, igualmente, en los aviones de Aerogaviota, la empresa cubana de viajes internos: viajan cinco tripulantes y una aeromoza (azafata), que es oficial de la base aérea. Todos pertenecen a la contrainteligencia militar. Además, en el avión viaja un escolta armado, que es un guardia de un batallón especial, pero que viste igual que la tripulación. En cabina van el piloto, el copiloto y el ingeniero de vuelo. Tantos tripulantes para un avión que cuenta apenas con doce metros.