jueves, junio 29, 2006

LA CRISIS, EL NEGRO Y EL GRANO DE MAIZ

LA CRISIS, EL NEGRO Y EL GRANO DE MAIZ


Juan González Febles
La Habana
Cubanet.org
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Máximo Tomás
Dept. de Investigaciones
La Nueva Cuba
Junio 28, 2006

Los implicados en el escándalo de la leche sucia, denunciado por la joven abogada Niurka Brito el pasado año, no fueron procesados por estos hechos. El desvío de más de 34 toneladas de leche en polvo, pasó felizmente a través de toda una madeja de policías políticos, policías regulares, auditores, inspectores, curiosos, periodistas independientes y extranjeros, amigos y enemigos.

Desde el ministro de la Industria Alimenticia y el director del Complejo Lácteo hasta el último eslabón de aquella cadena de personas comprometidas en mayor o menor medida en aquel episodio encontraron perdón y olvido.

Juan Carlos Robinson Calvet, no tuvo suerte. Algunos opinan que su desgracia estuvo dada en ser negro. Ser negro es agravante para todo en Cuba, pero en su caso no. Su ascenso estuvo dado en la necesidad de reforzar la presencia de la etnia a esos niveles. Por tanto, el color le beneficiaba.


Juan Carlos Robinson Calvet --->

Fue sancionado a doce años de privación de libertad por algo más relevante que ser negro. Es en este punto en que discrepo con el colega Abel Escobar Ramírez. Aunque coincido en que la figura de delito imputada es algo más que una burla a la inteligencia del pueblo cubano, hay mucho más que tráfico de influencias en el hado adverso de Robinson.

Digamos que sufrió una medida ejemplarizante en tiempos de crisis o simplemente en tiempos que la preludian. La mala noticia es que le impusieron 12 años de cárcel que no cumplirá. La buena es que no fue fusilado. Resulta muy interesante que ascendió por un nombramiento inconsulto y cayó, por una decisión de este mismo carácter.

Las crisis del poder con más peso que se han producido en el espacio cubano son de dos tipos: las sociales y las cortesanas. Las sociales son fruto de contradicciones entre gobernantes y gobernados, las cortesanas son pugnas dramáticas en que el pueblo participa poco o no participa. Las crisis de 1980 y de 1994 fueron sociales.

Las de 1965, 1989 y 2003, cortesanas. Las tres últimas tuvieron su cuota de sangre. En 1965 fue ejecutado Marcos Rodríguez -Marquitos- en 1989 dos altos oficiales de las Fuerzas Armadas y el Ministerio del Interior, en 2003, tres infelices negros, Los Tres Negritos de La Habana.

Parece una constante la efusión de sangre siempre que el régimen se siente amenazado. Fundamentalmente por alguna crisis en sus estructuras internas.

Resulta inobjetable que se respira una atmósfera turbulenta. Para percibirla, sólo es necesario poner juntos los últimos incidentes "aislados".

Todo parece apuntar a una purga en el aparato de gobierno castrista. Las últimas sustituciones de ministros y funcionarios así lo afirman. A esto debe agregarse las últimas fricciones entre el gobierno de Fidel Castro y la Sección de Intereses de Norteamérica.

Como un dato interesante para sumar a un análisis retrospectivo de la situación presente, existió un fuerte consenso entre círculos muy serios de la oposición interna sobre una eventual decisión de fusilar opositores en 2003, al amparo de la Ley 91.

En aquel momento se manejó el carácter oportunista de los arrestos, realizados al calor del comienzo de las acciones bélicas en Irak. El zarpazo supuestamente sería engullido mediáticamente por el desarrollo de las operaciones militares. Pero no fue así.

Entonces, y siempre de acuerdo a estas personalidades, es que el gobierno decidió fusilar a los pobres negros y de esta forma dar un ejemplarizante y necesario escarmiento.

No están claros todos los entresijos de la última crisis diplomática entre los gobiernos de Cuba y los Estados Unidos. Para un grupo se trata de que los norteamericanos deseen irse. Otro pretende que el gobierno cubano desea cerrar la instalación. De esta forma, estaría más aislado y a salvo de la inquisidora observación diplomática norteamericana. Ambos enfoques tienen fundamento lógico.

El estilo de Castro es espectacular para los rompimientos. El que todos conocemos, hubiera organizado una marcha y en medio de una dramaturgia adecuada hubiera expulsado a los yanquis. Todo esto con la carga emocional y efectista que ya todos conocemos.

Pero además, también existe el Castro sabio y taimado y la posibilidad de que pretenda que sean los norteamericanos los que den el primer paso. En este caso adoptaría la muy bien cotizada posición de víctima tercer mundista del voraz Imperio.

A todo esto súmese la creciente tendencia del gobernante Fidel Castro por agrupar en torno suyo a jóvenes ambiciosos dispuestos a aportarle la lealtad incondicional a que aspira. La sustitución de José Millar Barruecos y su subsiguiente reemplazo por uno de los llamados jóvenes talibanes, refuerza esta apreciación.

Barruecos no anda lo suficientemente enfermo o senil. De hecho está en la plenitud de su potencial para la política de salón, en la que es verdaderamente hábil.

Otro hecho de relevancia fue la inusual declaración del general de ejército Raúl Castro. En un reciente, breve e interesante discurso, el vice en jefe alimentó el ego insaciable de su hermano. El discurso marcó cuáles serán las pautas cuando se produzca su ansiada ausencia.

La tesis esbozada por el colega Aleaga Pesant, en su trabajo "Y si muero primero", sobre lo que pasaría si el menor de los Castro se va antes, no deja de ser sugestiva. A fin de cuentas, en España lo que enterró al franquismo no fue la muerte de Franco. El franquismo voló por los aires con el almirante Carrero Blanco, su segundo y heredero designado. Su entierro fue en realidad el entierro de aquella dictadura. ¡Bravo por la CIA y por ETA!

( Automovil del Almirante Carrero Blanco después de volar 30 metros de altura y caer del otro lado de un edificio producto de la descomunal explosión. Los autores del atentado fueron los miembros del comando Txikia de ETA, que estaba integrado por: Iñaki Múgica Ezkerra, Iñaki Pérez Wilson, José Miguel Beñaran Ordeñana( Argala), Jesús María Zugarramurdi Kiskur y Javier María Llarreategui Atxulo. Argala, quién accionó la carga explosiva, murió de la misma manera a los 5 años y un día por un atentado llevado a cabo por militares admiradores del Almirante, específicamente por un tal " Leónidas " quién fue el que accionó la carga. ) --->

Insisto en que Dios escribe torcido en renglones derechos. Este es el punto que quita el sueño a más de un general, doy fe de que es así.

El fantasma de una crisis política de imprevisibles consecuencias toma cuerpo. Aprensiones más o menos justificadas señalan una opción en las más altas esferas por un final apocalíptico y por todo lo alto. Este final cerraría las puertas tanto a la sucesión como a los posibles escenarios para una transición ordenada y pacífica.

Castro suele repetir que todas las glorias del mundo caben en un grano de maíz. Veamos cómo combina en esta oportunidad un negro "tronao", una crisis en ciernes y su grano de maíz.